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Talento-EPHOS

18/05/2023

Cuestión de actitud

Cynthia Castejón Pérez
Cynthia Castejón Pérez
Directora Creativa adjunta en Draft Grupo de Comunicación Healthcare agencia perteneciente a AEAPS

Hace unos días volvió a llegar a mis manos, un artículo que leí hace ya algún tiempo. “La sociedad del sándwich mixto” 1. Y de nuevo me hizo pensar. Me hizo pensar en el valor de la creatividad, pero no sólo a nivel profesional, si no en la importancia de ser creativos en nuestra forma de afrontar la vida. 

Entender esta cualidad cómo una cura a la mediocridad, el camino para salir de la “normalidad”, de lo estándar, sobre todo en una sociedad en la que la inmediatez, la escasez de tiempo para aburrirse, está haciendo que las nuevas generaciones (y no tan nuevas) no desarrollen esta capacidad al mismo nivel y, por tanto, se refleje en una cultura del mínimo esfuerzo, del aquí y ahora o no lo quiero, de la falta de paciencia, de la tolerancia cero a la frustración. Una sociedad donde, cómo rezaba el artículo antes mencionado, “estar en la media, es un valor en alza” no así en nuestro sector donde, el valor de una idea, se mide justo por lo contrario. 

En ocasiones, durante mi carrera, me he encontrado con esa idea de que los creativos (de profesión) somos gente con un talento especial, cómo si esa cualidad fuera siempre algo innato y en mi humilde opinión, nada más lejos de realidad. No digo, que la capacidad de acceder a nuestra imaginación sea para algunos, algo innato. Pero, cómo sucede en muchas ocasiones, es sólo una semilla, que se desarrolle o no hasta su máximo potencial en cada uno de nosotros, es una cuestión de actitud. 

Si, la creatividad es una actitud, porque al cerebro creativo se le educa para serlo. Poco a poco, con las experiencias que decidimos vivir y con aquellas que la vida nos pone en el camino, sin que tengamos voz ni voto. Con la forma en la que nos desenvolvemos ante las diferentes situaciones, en cómo decidimos disfrutarlas, superarlas o exprimirlas. Por ejemplo, si nos mantenemos siempre en un estado de control, seguridad y comodidad, siguiendo unas rutinas marcadas por el común de la sociedad, siempre correctos con todo y con todos, sin sacar nunca la cabeza del tiesto, nuestras experiencias (y por tanto, nuestra evolución personal) se mantendrán en ese mismo plano. Ni demasiado buenas ni demasiado malas, correctas, suficientes, en una eterna escala de grises, seremos cómo todo el mundo, pensaremos cómo lo hace la mayoría. Y está bien, nuestra actitud será siempre correcta, la que se espera… Pero nuestra vida, nunca será sobresaliente, rompedora o inspiradora. 

En cambio, si en nuestro día a día, buscamos romper nuestros límites, tomamos decisiones conscientes hacia nuestra mejor versión, nos ponemos en situaciones que nos saquen de nuestra zona de confort, de una forma positiva, obligándonos a esforzarnos, a ir siempre un paso más allá, con la expectativa de averiguar lo alto que podemos volar. Las experiencias que alimentarán nuestra vida, estarán muy lejos de ese sándwich mixto. 

Pero esto es algo que no surge de repente, si no que se basa en aprender de las equivocaciones y de los éxitos, de asumir riesgos. Así, nuestra actitud, nos dará las herramientas para enfrentar la vida de una forma distinta, estableciendo los mecanismos de pensamiento necesarios para, al menos intentar, ir un paso más allá. Y claro, aquí también la experiencia es un grado. Cuánto más veces te obligues a salirte por la tangente, más fácil te resultará hacerlo. Quizás, ahí, si está el punto que nos diferencia a los profesionales de la creatividad, donde nuestro trabajo implica por definición, la búsqueda de formas distintas de pensamiento, de comunicación y relacionales. Porque lo que hacemos, lo que sentimos, nos transforma y en esta profesión, a veces, también trasforma un poquito a los demás. Porque en el desarrollo de una campaña buscamos en la mayoría de las ocasiones crear emociones en nuestro público, inspirarles, hacerles conscientes de la grandeza de los pequeños momentos qué en mayor o menor medida, todos hemos vivido. Cómo cuando estás a punto de lanzarte a un nuevo proyecto, ese que te emociona y te da respeto a partes iguales. Es vivir, con el impulso que te lleva a dar el primer beso, a tirarte desde el tobogán más alto. Cuando sabes que si superas el vértigo y te lanzas la recompensa merecerá la pena, pero qué, si no lo haces, te arrepentirás toda la vida. 

Y da igual cuál sea tu profesión, porque eso es creatividad. Es tener una actitud curiosa, optimista, a veces rompedora y siempre un poco rebelde… Es encontrar soluciones diferentes, nuevas formas de superar los retos, es identificar oportunidades, establecer relaciones distintas, es exprimir todo lo emocionante (al nivel de cada uno) que nos ofrece la vida. Es salirse de la media. 

Es lo que George Lois en su libro “Qué buen consejo”, nos muestra tras años de experiencia: ”Cuando hablamos de creatividad, ser prudente es sinónimo de monotonía y mediocridad, lo que implica que tu trabajo no va a destacar nada. Más vale ser temerario que mirado. Más vale ser audaz que no arriesgar. Más vale ser visto y destacar que desaparecer en el anonimato. Porque aquí no valen medias Tintas” 2. 

Perdón… quizá este artículo debería enfocarse sólo al mundo publicitario, pero que puedo decir. Soy creativa de pensamiento y profesión… me gusta salirme de la línea. 

2.- George Lois. Qué buen Consejo para gente con talento. Oceano.9786074007336

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