
El Poder de los Microinfluencers en la Comunicación de Salud: Una Revolución Silenciosa

Quien me conoce sabe que no soy una usuaria activa en RRSS. No creo contenido y no persigo destacar en este “nuevo” entorno social digital; pero, si compruebo cómo uso mi dispositivo móvil, las visitas a estas plataformas (TikTok, Instagram, YouTube…) alcanzan la primera posición.
Sigo reflexionando acerca de ello, y me sorprende ver que en mi feed encuentro post, vídeos y memes de todo tipo, pero también gran cantidad de publicaciones que van más allá de lo puramente trivial. Publicaciones con información de valor sobre salud, hábitos de vida healthy, patologías de las que no había oído hablar (aún después de llevar 15 años en el sector) o salud mental. ¿Cómo es posible que no me hubiera dado cuenta de ello?
¡Encuentro la respuesta!
Este contenido está creado a manos de microinfluencers (generadores de contenido con una audiencia más reducida) en los que no pensamos como grandes actores en campañas de salud digital. Sin embargo, estos, con un número menor de seguidores, pero con una actitud más comprometida, están consiguiendo influir en la salud pública. ¿Cómo?
- Por la percepción de autenticidad en sus mensajes. Nos identificamos con ellos, vivimos lo que viven y sentimos una conexión que va más allá de lo puramente emocional. Lo que nos trasladan lo percibimos como veraz, siendo este el atributo más valorado en cualquier campaña de salud.
- Por la sencillez ante mensajes complejos. No se centran en el dato ni se limitan a compartir información científica. Nos cuentan su propia historia, nos comparten cómo viven una situación determinada como una enfermedad crónica o cómo prevenir cierto tipo de enfermedades; y, además, nos facilitan consejos sobre cómo responder ante estas situaciones.
- Por su abordaje en la prevención en salud: nos hablan de hábitos de vida saludables (ejercicio, nutrición, métodos de relajación…) que repercuten en nuestro día a día, pero, además, participan en campañas de prevención (ej. Vacunación), detección temprana de enfermedades (ej. cáncer) o cómo evitarlas (ej. ETS), sin olvidar la solidaridad en sus publicaciones, ante la donación de sangre u órganos.
- Por su colaboración con marcas de salud y bienestar: ante esta situación, las marcas han visto una oportunidad para promocionar sus productos o servicios (complementos alimentarios, aplicaciones de salud…). También la industria farmacéutica toma partido, sobre todo en la puesta en marcha de acciones de concienciación ante patologías desconocidas, como recordatorio en la celebración de Días Mundiales o promoción de la vacunación, y ciertos productos OTC.
Recapacito al respecto, y me sorprende ver cómo el uso de microinfluencers está aumentando en nuestro sector, habitualmente tan restrictivo. Porque sí, no obviemos que desde nuestra posición debemos colaborar estrechamente con ellos, asegurando que se cumple la regulación y garantizando que la información que se comparte sea precisa y esté basada en la evidencia científica. No olvidemos además los procesos de Farmacovigilancia de cada laboratorio, que, aunque trabajosos, son imprescindibles para asegurar que se reporta cualquier efecto adverso.
A pesar de todo esto, los microinfluencers nos abren una nueva vía de comunicación debido al vínculo que tienen con sus followers, por suponer unos costes más ajustados, por la mejor segmentación de los públicos a los que nos dirigimos y que repercute en el compromiso para con las marcas, y por supuesto, por hacerlo de manera rápida, accesible y eficaz.
Yo no dudo que seguiré recibiendo impactos a través de estos “agentes de cambio”. Espero que tú que me estás leyendo también. Porque supondrá que seguimos dando un paso adelante en la comunicación en salud, pero también porque gracias a su contenido, seguiremos estando informados y seremos capaces de tomar decisiones que pueden cambiar nuestra vida.