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Ronaldo y Messi: Una cuestión de Biosimilares

15/06/2015 Blog

Ronaldo y Messi: Una cuestión de Biosimilares

El otro día tuve la oportunidad de asistir a una cena organizada por un prestigioso periódico deportivo, que reunía a muchas personalidades del fútbol español. Durante la velada, compartí mesa con Florentino Pérez y Josep María Bartomeu, presidentes de los dos clubes más importantes del país, y con Jorge Mendes, el representante de moda en el mundo del fútbol.

En el momento de los postres, con la conversación ya muy animada sobre los fichajes y la planificación de la próxima temporada, Mendes realizó una increíble propuesta a Florentino y a Bartomeu: les ofrecía a cada uno un jugador, dos jóvenes promesas prácticamente desconocidas, pero que Mendes aseguraba que podían jugar tan bien como Cristiano y Messi. No estaba demostrado que pudieran marcar tantos goles como ellos en la liga española ni en la Champions, claro está, ni siquiera que fueran a aguantar la misma cifra de partidos por temporada o que pudieran jugar en las mismas posiciones; pero según Mendes todo hacía indicar que sí, que eran idénticos… Es más, les proponía incluso reemplazarlos, con el consiguiente ahorro de las astronómicas fichas que cobran las dos estrellas; y además, estas dos jóvenes promesas, llegarían al Madrid y Barcelona con precios muy bajos, cerrando así un negocio redondo aparentemente para todas las partes.

Ambos presidentes, tentados en un principio, comenzaron a pensar en voz alta y de forma rápida llegaron a varias conclusiones: estos jugadores, ¿venderán tantas camisetas como Messi y Ronaldo, con los beneficios que esto reporta a nuestros clubes? ¿Y si resulta que aunque sean muy parecidos, no son capaces de marcar el mismo número de goles? Con lo apretadas que están las ligas últimamente, un par de goles más o menos pueden marcar la diferencia…Además, si dejamos escapar a Ronaldo y Messi, ¿no perderemos a los balones de oro de los próximos años? Y los seguidores del Real Madrid y el Barcelona, ¿qué pensarán? ¿Seguiremos teniendo tanto impacto mediático y tantos nuevos fans por todo el mundo si perdemos a nuestras dos estrellas?… De este modo, en poco tiempo llegaron a una conclusión: querían a estos dos jugadores tan interesantes, pero no podían de ninguna manera reemplazarlos por Cristiano y Messi. Ni aunque fueran idénticos en lo futbolístico, cosa que dudaban, aportarían el mismo valor a sus clubes: es evidente que por muy (bio)similares que fueran, el valor que tienen estos dos cracks del fútbol mundial, va mucho más allá de sus goles o su juego; por no hablar de que los dos, con su innovación y espíritu de superación para alcanzar nuevas metas, han cambiado el fútbol y lo han hecho más grande.

Obviamente, yo no cené con Florentino y Bartomeu. Con todo esto, pretendo decir lo que creo que sería obvio para cualquier materia, pero que no parece serlo para algo tan serio y tan importante como un medicamento: es difícil imitar algo muy complejo y de gran calidad y no pueden valorarse del mismo modo dos cosas que son diferentes. El valor de un medicamento no es sólo su eficacia y efectividad demostradas, sino también el valor que aportan las compañías farmacéuticas innovadoras. Este valor, no va sólo en los “goles” de los miles de pacientes curados, o del generalmente mayor número de indicaciones frente a los biosimilares; sino también en las “camisetas que venden”, que son todos esos puestos de trabajo generados, así como su apuesta por innovar, por invertir en la búsqueda de nuevos fármacos para mejorar nuestra salud y calidad de vida. Ni un biosimilar puede ser tenido en cuenta fríamente como un igual, ya que no es un genérico; ni las compañías que los producen (cuya labor, por cierto, es muy loable y admirable al traernos fármacos a precios asequibles) pueden considerarse iguales que las innovadoras, ya que el valor que generan a la sociedad no es el mismo.

Creo que los biosimilares pueden ser un importante avance, además de promover la equidad de acceso a los medicamentos o ser aprovechados para lograr una mayor cobertura del tratamiento; pero deben tomarse precauciones, no sólo desde un punto de vista clínico, porque no olvidemos que no son iguales que aquellos fármacos a los que emulan, sino también porque corremos el riesgo de no dar a la innovación el valor que merece. Por ello, estimadas Administraciones Sanitarias, fichen a nuevas promesas, pero no dejen ir ni a Ronaldo ni a Messi…

Adrián Trejo

Adrián Trejo.
Alumno Máster ARAS II Madrid
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