
Todo cambia cuando empiezas a creer en ti

Desde que era pequeño, la farmacia ha sido parte de mi vida. Crecí rodeado de conversaciones sobre medicamentos, tratamientos y salud, primero con mis padres, ambos farmacéuticos, y más tarde con mis dos hermanos, que también siguieron el mismo camino. En casa, la vocación por esta profesión era casi inevitable, pero más que una tradición familiar, siempre ha sido un ámbito que me ha despertado interés. Por otro lado, el interés por la nutrición surgió de mi pasión por el deporte. Siempre he sido una persona muy activa y pronto entendí que la alimentación era un factor determinante para mejorar el rendimiento físico, aunque más tarde comprobé que su impacto iba mucho más allá del deporte. Hoy, puedo decir con orgullo que soy farmacéutico y nutricionista.
Mi interés por la industria farmacéutica surgió gracias a mi hermano, quien fue el primero en mostrarme este mundo. A medida que fui descubriendo más sobre el sector, me di cuenta de que podría ser un ámbito en el que encajara bien. Me atrajo su dinamismo, la posibilidad de trabajar en proyectos de gran impacto y la oportunidad de contribuir al desarrollo de soluciones innovadoras para la salud a nivel global. A pesar de que muchas veces se esperaba que siguiera los pasos de mis padres en la farmacia comunitaria, decidí explorar un camino diferente y buscar mi propio espacio en esta industria. Fue así como llegué al MBA y LIDERAZGO en Industria Farmacéutica y Biotecnológica, que complementa mi formación y me abre paso en este mundo.
Uno de los mayores retos a los que me he enfrentado al adentrarme en la industria farmacéutica han sido los procesos de selección. Nunca había hecho nada parecido, y de repente me vi inmerso en entrevistas llenas de tensión, con la incertidumbre de si encajaría en el puesto y la presión de querer demostrar mi valía sin apenas experiencia. En mis primeras entrevistas, todo esto se notaba: los nervios, la falta de práctica, pero, sobre todo, la sensación de que ni yo mismo terminaba de creer en mí. Fue cuando me di cuenta de esto cuando todo empezó a cambiar. En lugar de centrarme en lo que me faltaba, empecé a enfocarme en lo que podía aportar, en lo que me hacía valioso como profesional. La confianza en uno mismo es clave, y no es solo una cuestión de actitud: se transmite, se percibe, incluso a través de una pantalla en una entrevista online. Creer en ti no significa tener todas las respuestas, sino estar seguro de que puedes aprender, aportar y crecer. Y cuando realmente lo interiorizas, las cosas empiezan a fluir de otra manera.
Actualmente, he comenzado como becario en el departamento de marketing de inmunología, en la parte de gastroenterología, en Johnson & Johnson. Estoy muy contento con esta oportunidad, desarrollándome como profesional e intentando absorber todo el conocimiento posible. Cada día es un aprendizaje y un reto, y eso es precisamente lo que buscaba cuando decidí apostar por este camino.
Si algo he aprendido en todo este proceso, es la importancia de la cultura del esfuerzo, la disciplina y, sobre todo, la fe en uno mismo. Porque al final, más allá de los conocimientos o la experiencia, lo que marca la diferencia es la confianza con la que afrontas cada paso. Creer en ti no garantiza que todo salga perfecto, pero sí que sigas adelante hasta que lo consigas.